domingo, 22 de junio de 2008

El PSOE rehabilita a Juan Negrín

El próximo XXXVII Congreso Federal del PSOE, que se celebrará los próximos 4, 5 y 6 de julio de 2008 en Madrid, rehabilitará la figura de Juan Negrín, el último presidente del Gobierno republicano. Las razones de su expulsión están vinculadas a una leyenda infamante que, recientemente, historiadores de prestigio están desmontando: la de que fue un títere de soviéticos y comunistas en su etapa al frente del Gobierno republicano. Esa tesis cuajó en la mayoría de los socialistas de la época, de tal modo que algunos dirigentes actuales del PSOE opinan que, "si viviera Ramón Rubial, anterior presidente del PSOE, habría dificultades para reintegrar a Negrín en el partido". Una enmienda de los socialistas canarios que será presentada en el congreso del PSOE pretende que Negrín sea reingresado en el PSOE, junto con la veintena de compañeros expulsados con él. La reintegración se materializará en una resolución del congreso. y su rehabilitación podría producirse mediante la «devolución» simbólica del carné de militante a sus familiares. Negrín es la única gran figura socialista de la etapa republicana y de la guerra civil no reconocida aún. Hace ya tiempo que lo fueron Indalecio Prieto, Francisco Largo Caballero o Julián Besteiro.

Juan Negrín, en su exilio de Dormers (einRo Uindo) en 1944

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en el seno de una familia acomodada, en 1892, Juan Negrín marchó a estudiar a Alemania, donde se tituló en Medicina con veinte años. Poco después, ya casado con María Fidelman Brodski (una rusa de familia judía) y establecido de nuevo en España, se ocupó de la organización de un laboratorio en la Universidad Central de Madrid, la actual Complutense. Su primer contacto con la política activa llega en 1929, cuando se afilia al PSOE. Fue elegido diputado en las Cortes constituyentes de la II República en 1931, y reelegido en 1933 y en las elecciones del Frente Popular, en 1936.

Cuando el presidente de la República, Manuel Azaña, nombra a Francisco Largo Caballero presidente del Consejo de Ministros, el 4 de septiembre de 1936, ya en plena guerra, éste encomienda a Negrín el Ministerio de Hacienda. Fue él quien tomó la decisión de enviar a la Unión Soviética las reservas de oro del Banco de España (cuatrocientas sesenta toneladas equivalentes, aproximadamente, a unos cinco mil millones de euros de hoy).

Tras los enfrentamientos a tiros en Barcelona en mayo de 1937 entre la CNT y el POUM, que pretendían hacer la revolución en terreno republicano, y las tropas de la Generalitat y los milicianos del PCE, que priorizaban el combate contra las tropas de Franco, los socialistas de Prieto, los republicanos de Azaña y el PCE fuerzan la salida de Largo Caballero y Juan Negrín es nombrado el día 17 de ese mes presidente del Consejo de Ministros.

A Negrín le correspondió dirigir el Gobierno en la etapa difícil que se extendió hasta el final de la guerra civil. Fue un firme defensor de resistir a Franco para coincidir con lo que él creía el inminente comienzo de la II Guerra Mundial. La victoria se presentaba ya entonces muy difícil para el bando republicano, pero se trazó como misión cohesionar el Frente Popular y la retaguardia y articular un programa de acción que agrupase a las dispersas y enemistadas fuerzas republicanas.

Juan Negrín nombra a Prieto ministro de Defensa, pero éste dimite en 1938, disconforme con la política del Gobierno. Todo el PSOE, el del ala más moderada de Julián Besteiro, los partidarios de Prieto y el ala izquierda de Largo Caballero, que hasta entonces apoyaba como uno solo a Negrín, empezó a oponérsele porque veía que su status de principal partido de las izquierdas del Frente Popular se debilitaba en el gobierno a favor del PCE.

Después de la caída de Cataluña, Negrín pasó a Francia el 8 de febrero de 1939, volvió a España aquel mismo día, con la intención de proseguir la resistencia en la zona centro-sur. El 5 de marzo, el coronel Casado, apoyado por el presidente de la República (Azaña), gran parte del PSOE, la CNT, Izquierda Republicana y Unión Republicana, es decir, todo el Frente Popular, se sublevó contra el intento de Negrín de seguir oponiendo resistencia a Franco sin sentido. Viéndose derrotado internamente, Negrín regresó a Francia al día siguiente, 6 de marzo. Ya no volvió.

En 1945 cesó como presidente del Gobierno republicano en el exilio. La edición de «El Socialista» fechada el 23 de abril de 1946, da cuenta de su expulsión del PSOE. Junto a Negrín, otros trece diputados socialistas a Cortes, como Julio Álvarez del Vayo (ministro de Estado con Negrín y quien realmente llevó la peor parte en las acusaciones de criptocomunista), González Peña o Ramón Lamoneda, son expulsados. La decisión se fraguó a finales de 1945 en una Ejecutiva en el exilio dominada por Indalecio Prieto y Rodolfo Llopis. Pero, como dijera para defenderse el propio Álvarez del Vayo muchos años después, «la «influencia soviética» en España fue resultado, en gran parte, del hecho de que, mientras todo el mundo se empeñaba en negarnos el derecho legal de adquirir armas para nuestra defensa, Rusia nos restableció en ese derecho (...). Si los Gobiernos francés, inglés y americano hubiesen querido realmente contrarrestar la «influencia soviética», no tenían más que haber hecho otro tanto».

Perseguido por los vencedores del bando franquista y depurado por la dirección del PSOE en el exilio, que nunca le perdonó lo que consideró una política de resistencia sin sentido, Negrín es el gran olvidado del socialismo posterior a la Guerra Civil. Murió en París en 1956, sin que su figura fuese reconocida. Llegada la democracia se abatió sobre su figura un tupido manto de silencio propiciado por un PSOE poco interesado en recordar sus enfrentamientos pasados. Hasta que hace dos años, en el cincuentenario de su muerte, empezó a salir del olvido. Un paso importante para su rehabilitación lo dio Alfonso Guerra cuando, con motivo del 50º aniversario de su fallecimiento, la Fundación Pablo Iglesias organizó una exposición y editó un vídeo en reconocimiento a Negrín.

Historiadores de prestigio (Ricardo Miralles, Enrique Moradielos, Gabriel Jackson, Paul Preston) han reivindicado en los últimos años su figura como científico y político socialista. En noviembre, Ángel Viñas publicará El honor de la República, libro en el que, con documentación procedente de los archivos republicanos socialistas y soviéticos, contribuirá a desmontar la tesis extendida durante la guerra fría, letal para la imagen de Negrín, de que fue un agente al servicio de comunistas y soviéticos. Según el historiador Stanley G. Payne, tras el fin de la guerra no había personaje más odiado. El bando franquista lo consideraba un "rojo traidor", en tanto que dentro del campo republicano, la mayor parte de sus correligionarios le echaban en cara la prolongación inútil de la guerra y que hubiese servido a los planes de la Unión Soviética. Su papel como científico prácticamente fue borrado de los anales, a pesar de que era admirado por su mentor, Santiago Ramón y Cajal (Nobel de medicina en 1906), y fue maestro, entre otros, del profesor Severo Ochoa (Nobel de Fisiología y Medicina en 1959).

Luis R. Aizpeolea (Madrid), El PSOE rehabilita a Juan Negrín, El País, 22 de junio de 2008
Gabriel Sanz (Madrid), El PSOE rehabilita a Negrín, ABC, 22 de junio de 2008

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