lunes, 31 de mayo de 2010

El joyero del fusilado

María Jesús (izquierda) y Ana Isabel, con la caja de Braulio.- PRADIP J. PHANSEHace ocho años, María Jesús Romero, aficionada a las antigüedades, compró una cajita en el Rastro de Madrid. Era de madera, cubierta con hilos de seda. Fue tan barata que no recuerda ni cuánto le costó. "La compré porque la había hecho un preso para una mujer", cuenta.

La cajita llevaba una inscripción en su interior: "A la señorita Angelina, en prueba de agradecimiento. B. L. A 11 de agosto de 1943". Y otra en la base en la que se leía: "Regalo de Braulio López Morales. Prisión de Porlier. Traído por su esposa Doña María Martínez el 19 de agosto de 1943". María Jesús imaginó muchas veces quién sería Braulio, quién Angelina... "Siempre pensé que él pertenecía a los vencidos, y que quizá ella era alguien que le había protegido. Me imaginaba a la mujer de Braulio yendo a verle a la prisión. Y me preguntaba cómo habría podido llegar aquella caja al Rastro. Estaba en buen estado, Angelina la había cuidado bien. Pensé que quizá ella había muerto y sus hijos la habían vendido".

María Jesús buscó el nombre de Braulio en listados de fusilados. No lo encontró, pero envió una foto de la cajita a la web del colectivo Memoria y Libertad, que recoge los nombres de los ejecutados en Madrid. Hace poco, la nieta de Braulio, Ana Isabel López, después de ver en televisión Las 13 rosas, probó a escribir el nombre de su abuelo en Internet. Y le salió la foto de la cajita. María Jesús se la entregó este sábado, tras un largo abrazo.

"Fue muy emotivo. Sentí alegría de tener algo suyo en la mano, y a la vez mucho dolor por no haberlo conocido", cuenta Ana Isabel. "En casa no se hablaba de él, era como un fantasma".

Su tío, de 80 años, completó el relato. "Me contó que Angelina era bibliotecaria en el Ministerio del Interior y que había conseguido muchos pases para que mi abuela pudiera ir a ver a su marido a prisión, y que ocultó su expediente para que no lo vieran y le mataran. La caja la hizo en 1943. Aquel año fusilaron a casi todos los presos del pueblo de mi abuelo, Fuentidueña del Tajo. A él lo mataron en 1945. Tenía 36 años".

Su tío también le contó lo que su abuela jamás había tenido fuerzas para confesarle: "A ella la detuvieron, le raparon la cabeza y la pasearon así por el pueblo para humillarla. El día en que fusilaron a mi abuelo, ella y uno de sus primos siguieron al camión donde se lo llevaban para enterrarle con otros hombres. Nevaba en Madrid, y ella perseguía el rastro de sangre. Al llegar a la fosa, colocó un pañuelo rojo y una bota debajo de la cabeza a mi abuelo para poder identificarlo. En 1956 exhumaron los cuerpos. Mi abuelo tenía la bota debajo de la cabeza. Le puso una placa con su nombre".

Al morir su marido, María Martínez se puso a trabajar en la consulta de un dentista, tuvo que enviar a sus hijos a internados y cayó en una depresión. "Le recomendaron que trabajara con niños y empezó a cuidar a unos que vivían en el barrio de Salamanca, en Madrid, que debió de buscarle Angelina. La pobre crió aquellos niños y no pudo cuidar de los suyos. Mi padre salió del internado con 13 años", cuenta Ana Isabel. Su tío visitó a Angelina hace unos 15 años. "Seguía siendo la 'señorita Angelina'. No se había casado y estaba muy enferma. Debió morir al poco tiempo".

María Jesús pudo ponerle por fin cara a Braulio. "¡Qué joven!", exclamó cuando Ana le mostró la única fotografía suya que tiene. "En mi familia no mataron a nadie. A mi padre le tocó luchar en el bando nacional, pero soy trabajadora social y había oído estos relatos en los pueblos. Recuerdo a un hombre que cuando se estaba muriendo revivió el momento en que se llevaban a su hijo, y gritó pidiendo auxilio. Me sobrecogió aquella angustia. También me recordó cuando presenté a una mujer de 30 años a su madre, que la había tenido de soltera, sin recursos. Hasta que no la conoció, no se casó. Estaba como bloqueada. Me ha traído unos sentimientos parecidos".

Mientras la envolvía en papel de regalo, a María Jesús le dio un poco de pena desprenderse de la caja. "Siempre la he guardado con cariño. Tenía vida. Y dolor".

Natalia Junquera, Madrid: El joyero del fusilado, EL PAÍS, 31 de mayo de 2010

jueves, 27 de mayo de 2010

Setenta años de Dunkerque, uno de los repliegues más famosos de la historia

SSoldados aliados evacuados desde Dunkerque llegan a un puerto británico. | Ap
Un total de 56 barcos se hacen a la mar este jueves en el puerto británico de Ramsgate. Son pesqueros y embarcaciones de recreo y tal día como hoy hace 70 años partían de camino al puerto francés de Dunkerque para participar en el repliegue más célebre del siglo XX. A los británicos les gusta retratarse como un pueblo aguerrido y capaz de sobreponerse a la adversidad. Una frase que nunca fue más cierta que en aquella operación de la primavera de 1940, que la oratoria de Churchill transformó en una victoria y sin la cual la Alemania nazi habría ganado la guerra sin oposición. El grueso de la evacuación lo llevaron a cabo los destructores de la Armada británica. Pero la propaganda prefirió contar una historia distinta: la de unos 800 barquitos como éstos que colaboraron en las tareas de rescate. La mayoría ni siquiera los pilotaron sus dueños sino reservistas que los tomaron prestados sin avisar y dejando sus vajillas y sus aparejos en decenas de lonjas para que hubiera más sitio disponible para los soldados.

Muchos volvieron de vacío. Pero fueron vitales para acelerar el embarque en los destructores y sobre todo para definir lo que se conocería como 'el espíritu de Dunkerque'. La voluntad de los británicos de plantar cara al desafío de Hitler. "Sin aquel repliegue", explica el historiador Nick Hewitt, "hubiera sido imposible que Inglaterra hubiera ganado la guerra. En Dunkerque Churchill ganó tiempo para el mundo". Se trataba de rescatar a cientos de miles de soldados aliados, acorralados por el avance alemán en la ciudad francesa de Dunkerque. El Ejército nazi los habría aniquilado si no fuera porque Hitler mandó detenerse a las tropas a 18 millas de los límites de la ciudad. Una orden que aún hoy suscita controversia entre los historiadores. ¿Lo hizo para dar tiempo a llegar a la infantería o para precipitar una capitulación inglesa? Es imposible saberlo. Lo único cierto es que se arrepintió de su error cuando era demasiado tarde. La operación la puso en marcha un telegrama secreto y la coordinó un vicealmirante desde los túneles del castillo de Dover. Volvieron con vida del continente 338.226 soldados aliados. Muchos más habían sucumbido al avance del Ejército alemán y unos 5.000 perdieron la vida durante el repliegue, hostigado por los bombardeos de la Luftwaffe.

Entre los soldados que entonces huyeron de Dunkerque, Romeo Jenkins. Un anciano socarrón que cumplirá 91 años en septiembre y que recuerda sus últimas horas en la playa de la ciudad. "Recuerdo que estaba rendido", explica con la mirada perdida, "llevábamos varios días sin comer y me quedé dormido. Entonces me desperté y todos mis compañeros se habían ido. Me fumé un cigarro y esperé en la playa a que los alemanes vinieran a por mí. De pronto oí una voz que me gritaba desde un barco: 'Ven aquí. Es un última oportunidad'. Y allá me fui". Romeo estaba tan cansado que no recuerda ni el nombre del barco ni las condiciones del viaje de vuelta. "Lo pasé durmiendo en cubierta", cuenta con una sonrisa pícara, "lo siguiente que recuerdo son las afueras de Dover y el tren en el que nos montamos rumbo al Norte. Y los bocadillos". Tan afortunado como él fue Dennis William Black: un fusilero que llegó tarde para montarse en un dragaminas y tuvo que embarcar en un barquito pilotado por un marinero borracho. Al llegar a Ramsgate se enteró de que una bomba alemana había hundido el barco en el que no se había montado. Había sobrevivido gracias a un golpe de suerte.

La evacuación duró siete días y durante muchas horas fue un evento más o menos ordenado. Quienes sobrevivieron recuerdan las colas de soldados serpenteando por las dunas y los grupos de oficiales jugando a las cartas como si el mundo no se derrumbara a su alrededor. Lo que no significa que Dunkerque no produjera escenas de cierto dramatismo. Como la del sargento que arriesgó la vida atravesando el fuego enemigo para recoger a un puñado de heridos rezagados o la de las ejecuciones sumarísimas que sufrieron los cobardes que intentaron saltarse la cola y embarcar antes de tiempo. "Las guerras no se ganan con evacuaciones", dijo Churchill ante los Comunes. Pero la operación ayudó a engrasar los sacrificios que se avecinaban y neutralizó el empeño negociador de ministros como Lord Halifax, partidarios de pactar una rendición a través de la Embajada italiana. Dunkerque fue también el origen de uno de los mejores discursos: "Lucharemos en las playas. Lucharemos en los aeródromos. Lucharemos en los campos y en las calles. Lucharemos en las colinas. Y no nos rendiremos nunca".

Eduardo Suárez (Corresponsal) | Londres: Setenta años de Dunkerque, uno de los repliegues más famosos de la historia, EL MUNDO, 27 de mayo de 2010

martes, 25 de mayo de 2010

Guerra de 'homos' en Suráfrica

Cráneo del homo gautengensis'.D. Curnoe
STW 35 acaba de encender una fuerte polémica entre los antropólogos. Este pequeño fósil, descubierto en 1976, permanecía sin clasificar y perdido en un almacén desde esa fecha. Ahora, el antropólogo Darren Curnoe, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), asegura que los restos son de una nueva especie humana que ha bautizado como homo gautengensis. El estudio de Curnoe, pendiente de publicación en HOMO-Journal of Comparative Human Biology, afirma que, debido a la antigüedad del espécimen, se trata del homo más antiguo encontrado hasta el momento. En declaraciones a Discovery News, Curnoe ha arremetido contra el reciente hallazgo de otro grupo de investigadores, que presentó en abril en Science al australopithecus sediba. El fósil, hallado en la misma zona de Suráfrica que el STW 35 conocida como la Cuna de la Humanidad, era considerado el posible ancestro del género Homo. "El gautengensis implica que es muy poco probable que el sediba sea un ancestro humano", detalló Curnoe.

Lee Berger, autor principal del trabajo que dio a conocer al sediba, no esconde su enfado. "Este supuesto estudio es como un editorial", explica a Público. "No debería haberse publicado jamás", añade.

Dos análisis

Desde que fue encontrado, algunos expertos han asegurado que STW 35 era un australopiteco. Otros creyeron que era un homo habilis. Curnoe apoyó esta teoría en 2006 después de un primer análisis de los restos. Sin embargo, tras un segundo estudio que incluyó otros fragmentos de cráneos y mandíbulas encontrados en Sterkfontein, afirma que se trata de una especie nueva que vivió desde hace dos millones de años hasta hace unos 600.000. Para llegar a esta conclusión ha comparado los restos con los de homo habilis y homo erectus. Según Curnoe, el gautengensis medía un metro y pesaba unos 50 kilos. Pasaba la mayor parte de su vida colgado de los árboles, pero ya usaba herramientas.

Curnoe cree que la supuesta nueva especie no era capaz de hablar. Aunque ya tenía rasgos similares a los del sapiens, no era su ancestro directo. La forma avanzada de su cráneo y sus dientes le hacían más cercano al futuro homo sapiens que el australopithecus sediba. Esta especie era "mucho más primitiva que el gautengensis, que vivió en el mismo lugar", señala Curnoe. "No es un estudio riguroso", advierte Berger. El investigador señala que Curnoe no ha comparado sus fósiles con ninguna especie de australopiteco, incluido el sediba. Además, añade, una de las muestras que Curnoe usa para definir su especie ya fue utilizada por otro autor, que lo atribuyó a otra diferente.

El nuevo hombre de Gauteng

Darren Curnoe ha realizado un análisis y reconstrucción del fósil ‘STW 35', descubierto en 1976 y no atribuido a ninguna especie concreta. Ha incluido otros fósiles que parecen de la misma especie y han sido hallados en la misma zona de Suráfrica. Su morfología se ha comparado con ‘homo habilis' y ‘homo erectus', pero no con la de australopitecos.Concluye que ‘STW 53' es una especie distinta, que fabricaba herramientas y hacía fuego, pero no podía hablar. Su nombre, ‘homo gautengensis', hace referencia a la provincia de Gauteng donde fue hallado.

Nuño Domínguez: Guerra de 'homos' en Suráfrica, Público, 25 de mayo de 2010

domingo, 23 de mayo de 2010

El hermano anarquista de Lenin

Toda la familia Uliánov posa en 1879, cuando Vladimir aún no era conocido por Lenin. Alexander era el hermano mayor.GUILLAUME FOURMONTSin Lenin en 1917 no habría habido Revolución rusa, pero sin Alexander Uliánov, no habría habido Lenin. Alexander era el hermano mayor del fundador de la Unión Soviética, un empedernido anarquista cuya ejecución, en 1887, por intento de asesinato del zar Alejandro III, despertó el pensamiento revolucionario del pequeño Lenin. Vladimir Uliánov, su verdadero nombre, era un joven estudiante de 17 años que acababa de perder también a su padre, cuando decidió tras el ahorcamiento de su hermano dar el salto: lo haría todo para conseguir la revolución.

A pesar de ser el hermano del primer presidente de la Unión Soviética, Alexander cayó en el olvido y nunca se supo realmente el papel que jugó en el compromiso político de Lenin. El profesor de Historia de la Universidad de Wesleyan (Estados Unidos) Philip Pomper quien tuvo acceso a los archivos privados de la familia Uliánov rescata la figura de Alexander en su ensayo El hermano de Lenin. En los orígenes de la revolución rusa, que publica ahora la editorial Ariel.

Todos esperaban que Alexander se convirtiera en catedrático de zoología. Nació el 12 de abril de 1866 en Sim-birsk, cuatro años antes de Vladimir, en el seno de una fanilia acomodada. No eran ni ricos ni pobres, aunque su padre, Iliá Nikoláyevich Uliánov, era un alto funcionario del Imperio y director de Escuelas Públicas de la provincia de Simbirsk, lo que le daba ciertos privilegios materiales.

Como hijo mayor, Alexander siempre sintió la presión familiar: era un silencioso y aplicado alumno que pasó casi todas las horas de su juventud en un laboratorio del patio trasero de su casa estudiando gusanos e insectos. Cartas personales de su familia retratan a un niño solitario, refugiado en los estudios. Ganó dos medallas de oro: la primera al mejor estudiante de su instituto en 1883 y la segunda en ciencias naturales en la Universidad de San Petersburgo. Era conocido por el apelativo de Sasha.

Humillación policial

Es, sin embargo, durante sus estudios superiores, que Alexander, para su familia, cambió. Tras terminar el instituto, dejó el hogar Uliánov para instalarse en San Petersburgo, donde su compromiso político se despertó precisamente el 17 de noviembre de 1886, durante una manifestación.

La generación de Sasha creció con los escritos de Nikolái Gavrílovich Chernishevski, filósofo materialista y socialista utópico, y de Nikolái Dobroliubov, un importante crítico literario de la época, fallecido en 1861. Sasha se dirigía a la conmemoración de la muerte de este último, cuando la policía bloqueó la marcha y obligó a los manifestantes a permanecer de pie bajo la lluvia. "La ira y la explosiva rabia de Sasha aquel día auguraban su decisión de abrazar el terrorismo", escribe Philip Pomper.

Alexander se unió al grupo nihilista Narodnaïa Volia (Voluntad del Pueblo), grupo ya conocido por sus ataques contra las autoridades. Consciente de sus obligaciones para con su familia, el hermano mayor de Lenin se fue convirtiendo en el teórico de conspiraciones contra el zar y en el líder de Narodnaïa Volia. Pensaba que, una vez instruida, la gran masa de los campesinos llevaría el socialismo a Rusia. Y para ello, estaba dispuesto a todo, hasta matar y a morir por "una causa mayor".

Las diferencias entre Alexander y Vladimir Lenin, más conocido por sus familiares como Volodia, eran numerosas. Mientras el mayor se entregó hasta la muerte a la lucha revolucionaria, Lenin ejerció un cuarto de siglo como revolucionario profesional, pasando muchos años en el extranjero y con altos cargos. Fue la muerte de su padre, en 1886, el motivo que separó a los dos hermanos. Se vieron una última vez a finales de ese año, enfadados. Volodia no entendía el compromiso nihilista de su hermano.

Todo estaba previsto para acabar contra el zar y el imperialismo que encarnaba: el 1 de marzo de 1887, el día de la conmemoración de la muerte de su padre, Alejandro III debía morir. Pero el atentado falló y Alexander y todos sus compañeros fueron detenidos. A las tres de la madrugada del 8 de mayo, se le informó de que iba a ser ejecutado. Fue ahorcado.

La muerte de Alexander despertó en Vladimir despertó ira e incomprensión. "Lamentaba que su hermano hubiera vendido su vida tan barata. No veía con buenos ojos su método de lucha", escribió María, su hermana. Vladimir empezó entonces a leer todo lo que podía ayudar a entender la lucha de Alexander y a ir más allá. En junio de 1918, menos de un año después de la Revolución, Vladimir ya Lenin vengó a su manera la muerte de Alexander, al ordenar la ejecución del hijo de Alejandro III, Nicolás, y a toda la descendencia del zar.

GUILLAUME FOURMONT MADRID: El hermano anarquista de Lenin, Público, 22 de mayo de 2010

domingo, 16 de mayo de 2010

Neandertales y sapiens, aún más separados

Aida Gómez, autora del trabajo. A.G. El último pariente común entre sapiens y neandertales es el doble de viejo de lo que se creía, según un trabajo realizado por investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), en Burgos. Los investigadores lo sitúan hace un millón de años. Mientras, el primer genoma neandertal publicado la semana pasada lo databa hace unos 350.000 años.

"Estas conclusiones han sido uno de mis mayores quebraderos de cabeza y yo he sido la primera sorprendida", explica a Público Aida Gómez, quien ha realizado la investigación como parte de su tesis doctoral bajo la supervisión de María Martinón, investigadora de Atapuerca, y José María Bermúdez de Castro, director del CENIEH. Los datos se desprenden del análisis morfológico de unas 1.500 piezas dentales de toda la familia humana (neandertales, sapiens, erectus, habilis o antecessor) y de australopitecos de hace hasta cuatro millones de años, de África, Asia y Europa. Se han analizado con una herramienta informática que compara puntos en los dientes de las especies y calcula su divergencia evolutiva.

"La evidencia real de los fósiles nos dice que el ancestro común de sapiens y neandertales vivió mucho antes de lo que dicen los genes", explica Martinón.

Guerra de cifras


Martinón dice que los neandertales que vivieron hace 600.000 años en Atapuerca ya eran una especie diferenciada de los sapiens. Eso hace imposible que su último ancestro común viviese 300.000 años después, como propone el equipo que ha obtenido el genoma neandertal. Los dientes de otros homininos de la Gran Dolina de Atapuerca, de hace 900.000 años, ya presentaban rasgos que los hacían más neandertales que ancestros del sapiens, añade Gómez.

El ancestro común se ubicaría 100.000 años antes, lo que demuestra que ninguno de los fósiles encontrados hasta hoy es el del ansiado ancestro, ya que no hay fósiles de Homo de esa antigüedad, concluye Martinón.

Nuño Domínguez, Madrid: Neandertales y sapiens, aún más separados, Público, 13 de mayo de 2010

lunes, 10 de mayo de 2010

Franco deja de ser un secreto

El conde de Barcelona con Franco, durante el banquete por el bautizo de la infanta Elena.- EUROPA PRESSLos papeles de Franco ya están en un archivo público. Cualquiera puede consultarlos en el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca, que recibió en octubre los rollos de microfilme que habían permanecido guardados seis años en la caja de seguridad del Ministerio de Cultura. Ocultos, como si quemasen. Son copias de 27.490 documentos (más de 100.000 páginas) pertenecientes a la Fundación Francisco Franco, que ha custodiado los originales con hermetismo y sin las garantías de acceso de un archivo público. Desde la muerte del dictador, los papeles permanecieron hasta los años ochenta en casa de su viuda, Carmen Polo. Fue ella quien invitó al historiador medievalista Luis Suárez Fernández a examinarlos. "Descubrí una documentación desordenada y valiosa, que me costó cinco años ordenar, pero no tuve ningún monopolio. Procuré ayudar a muchas personas", explicó a este diario. Suárez, que exigió trabajar con fotocopias "para evitar problemas", publicó el resultado de su investigación en Franco y su tiempo, revisado y corregido en Franco. Crónica de un tiempo. Además, supervisó la publicación de seis volúmenes con documentos hasta 1942. "Luego el proyecto se paró por falta de dinero", indicó. Lo cierto es que historiadores como Paul Preston, autor de una celebrada biografía sobre Franco, no tuvieron acceso al material de la fundación, que abarca desde 1938 a 1976. Incluso Javier Tusell recurrió a Luis Suárez para acceder a papeles sobre el atentado de Carrero Blanco. Tras la ayuda de 150.841,22 euros concedida por el Ministerio de Cultura entre 2000 y 2003 para digitalizar los papeles, la Fundación Francisco Franco entregó a cambio una copia a la Administración que, paradójicamente, permaneció guardada en la caja de seguridad ministerial. EL PAÍS ha seleccionado algunos documentos interesantes que ya son accesibles en Salamanca.

Guerra Civil Casado se confiesa

Se conservan las conclusiones escritas el 17 de noviembre de 1936 por José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, al tribunal popular que lo condenó a muerte en Alicante, en las que se declara ajeno a la organización del golpe militar de julio y defiende la inocencia de su hermano Miguel y su cuñada Margarita Larios, juzgados en el mismo proceso. Franco también conservó la carta que le envió el coronel Segismundo Casado en la que justifica su golpe contra el Gobierno de Juan Negrín, partidario de resistir el empuje de los sublevados, en 1939: "La necesidad urgente de asfixiar un golpe comunista, que de haber triunfado hubiera desplegado un régimen de terror sin precedentes y de otro lado el deseo de satisfacer los anhelos pacifistas del pueblo me impulsaron a derribar a un gobierno abigarrado con todos los vicios políticos imaginables". Casado expresa su temor por la deriva: "Me preocupa la reacción que pueda experimentarse y la posibilidad de que desahuciado el Consejo de Defensa se creara un estado caótico, que retrasaría extraordinariamente la obra de reconstrucción de España".

Entre los documentos se incluyen algunos militares como los planos de la sección de información del ejército sublevado, que identifica los objetivos (depósitos de material, fábricas, cuarteles o sedes políticas) para bombardear en ciudades catalanas.

II Guerra Mundial: "Liquidación de judíos"

"Continúa la liquidación en masa de judíos, no sólo los que aún vivían de los tres millones y medio que residían en Polonia, sino los traídos de Austria, Checoslovaquia, Bélgica, Holanda, Noruega, Francia y Yugoslavia; un lugar hasta ahora ignorado llamado Tremblinka [sic], ha adquirido la lúgubre reputación de ser el elegido para estas matanzas terribles", escribe el embajador Ginés Vidal en un escrito reservado dirigido al ministro de Asuntos Exteriores sin fechar. En la carta informa de la resistencia polaca contra los ocupantes nazis y de su efecto en la Gestapo: "Antes, cuando caía asesinado de vez en cuando algún alemán, se adoptaba en el acto la providencia de ahorcar o fusilar a 40 o 50 polacos; hoy, después de la sangrienta y encarnizada réplica de las repetidas organizaciones y de la hasta ahora infructuosa acción intentada contra ellas, la Gestapo se limita a efectuar detenciones en cierto número, entre el cual suelen figurar no pocos inocentes". De la conocida entrevista entre Hitler y Franco en Hendaya hay información sobre la trastienda: el colosal enfado del embajador, excluido de este encuentro y de otros mantenidos entre el ministro Serrano Suñer y el Führer. El diplomático, indignado, escribe él mismo a máquina un "capítulo de quejas" sobre Serrano Suñer para ser entregado en exclusiva a Franco. "Al ir a entrar en el despacho [de Hitler] detrás del ministro, no le fue permitido hacerlo manifestándosele que se había acordado un cambio en el protocolo (...) El embajador ignora lo que se trató en la entrevista". Curiosa resulta la nota de diciembre de 1940, donde se detalla la visita de una comisión alemana al Campo de Gibraltar para estudiar un "ataque al Peñón por el frente de Levante, utilizando para ello fuerzas alpinas".

Monarquía: Los espías de don Juan

La desconfianza enturbió siempre las relaciones entre Franco y don Juan, cuyas idas y venidas eran escrutadas por el entorno del régimen. Así ocurre con la comida que organiza en mayo de 1958 el Instituto Español en Nueva York en honor del conde de Barcelona y el Príncipe. En un mensaje "estrictamente confidencial", el embajador ante la ONU José Félix de Lequerica cuenta el ambiente y las conversaciones. "La única falla en relación con la visita del conde de Barcelona y Don Juan Carlos ha sido su negativa -la del Príncipe, mejor dicho- a visitar las Naciones Unidas, a donde yo le había invitado (...) En rigor podía no ir él, como no ha ido a otros sitios. Pero ¿qué inconveniente había para una visita turística del Príncipe, joven estudiante, deseoso de conocer la exterioridad de una institución establecida en Nueva York?".

Otro embajador de hiperactiva pluma era el de Lisboa, dada la cercanía a la residencia de don Juan. El 4 de julio de 1958 escribe a Franco a propósito del entorno monárquico: "Como todos ellos son extremistas y desean el camino de la violencia para derrocar al régimen, naturalmente, mi persona les produce una irritación verdaderamente extraordinaria". También la Falange era toda oídos: lo cosechado se plasmaba en un Boletín de actividades monárquicas.

Franco, en el centro, durante una cacería.-Estados Unidos: Kennedy, benévolo

Siempre vitales, las relaciones con Estados Unidos se pueden rastrear en numerosos documentos. Hay telegramas y cartas de 1952 del embajador Lequerica informando sobre personas y obstáculos que torpedean el acuerdo entre ambos países (bases a cambio de ayuda económica) como el respeto a la libertad religiosa (exigencia protestante) y la antipatía del presidente Truman hacia la dictadura franquista. Nada que ver con la actitud que muestra el presidente Eisenhower en marzo de 1960, tras su visita a España. Su común frente anticomunista pesa más que la falta de libertades española. "Comparto su opinión de que la ofensiva comunista no es hoy exclusivamente militar, sino principalmente política y económica (...) Tenemos que continuar en nuestra política de seguridad colectiva y medidas con ella relacionadas para contener la expansión comunista", le escribe a Franco.

Tres años después, con Kennedy en la Casa Blanca, las relaciones no se enturbian. El embajador de entonces, Antonio Garrigues, relata así una cena "informal e íntima" con el clan: "El presidente se dirigió a mí y me dijo: 'Bueno, ahora España es un país rico, creo que están ustedes ya en los 1.300 millones de reservas; son mucho más ricos que nosotros. Yo creo que no van a tener más remedio que hacernos un Plan Marshall para los Estados Unidos'. Todos nos echamos a reír y naturalmente expliqué en ese mismo tono ligero lo pobres que éramos". Ya sin guiños jocosos, Kennedy se mostró "muy complacido" por la mejoría económica española, pero preocupado por "el problema de la sucesión tanto en España como en Portugal" y por el futuro de América Latina. El embajador invita a visitar España a Robert Kennedy, mano derecha de su hermano. Con Nixon, se estrechan más las relaciones. El 17 de agosto de 1971, envía un mensaje personal a Franco para anticiparle las fulminantes medidas anticrisis que anunciará horas después y que impactarán sobre España. Congelación de salarios y precios, bajada de impuestos, suspensión de la convertibilidad del dólar en oro y sobrecarga temporal sobre las importaciones. "Reconozco que estas medidas afectarán a España a la vez que son vitales para nosotros", escribe.

América Latina: Chapuza contra Castro

Con el sello de reservado se pueden leer las cartas enviadas por personal diplomático desde La Habana informando sobre la conspiración descubierta en marzo de 1966 para asesinar a Fidel Castro. "Los detalles rocambolescos de la trama hacen ver que es una obra puramente amateur. Esto parece indicar que la CIA (aunque la CIA tampoco es quizás una organización que trabaja a la perfección) no ha participado directamente en este complot, lo cual no excluye que haya utilizado y pagado los servicios de las personas complicadas", relata el encargado de negocios en una carta dirigida al ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella.

Rendido admirador de Franco se confiesa Juan Domingo Perón en una carta fechada en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1947, tras su visita a España: "Cierto, ciertísimo es, mi querido general, que la Argentina ha sabido comprender la epopeya de España en el punto y hora que vos supiste devolverle la grandeza a que secularmente estaba acostumbrada. Cierto que, a pesar de la nefasta propaganda dirigida por los enemigos de todo lo que es común y amado por nuestros pueblos, la verdad de España triunfa por la razón que iluminó el brillo de vuestra espada". "¡Pido a Dios que nuestras patrias no salgan jamás de los derroteros de su común destino!", rogaba Perón.

Oposición interna: La policía no es tonta

A Enrique Tierno Galván no le quitaban ojo. Un informe del 2 de agosto de 1961 detalla sus reuniones con otros opositores antes de partir para una estancia de ocho meses en Estados Unidos durante la que espera entrevistarse con el presidente Kennedy para insistirle que España sufre "una dictadura militar que suprime toda libertad". "A todas las reuniones llevaban a algunas de las esposas de los invitados para impedir que la policía les detuviera bajo pretexto de acto político clandestino". En otro informe de la Dirección General de Seguridad de 1965 se detalla la asamblea en la que participan el periodista Emilio Romero, entonces director de Pueblo, y el sindicalista Marcelino Camacho con trabajadores metalúrgicos. Romero, para evitar problemas, se presentó voluntariamente ante la policía para dar su versión de la reunión y aclarar que "su actividad se desarrolla dentro del régimen".

Cada rincón, vigilado. Cada protesta, reprimida. Incluso las no estrictamente políticas como el boicot celebrado en Algeciras en 1961 por el abusivo precio de los cines de verano y la mala calidad de los filmes, que desembocó en enfrentamientos violentos entre el público y la policía. Y también eso, según los ojos del régimen, acababa al servicio de los otros: "La situación ha sido aprovechada posteriormente por elementos hostiles".

Tereixa Constenla, Salamanca: Franco deja de ser un secreto, EL PAÍS, 9 de mayo de 2010

domingo, 9 de mayo de 2010

Yo, Neandertal

Svate Pääbo sujeta la reproducción de un cráneo de neandertal / Intituto Max PlanckAl frente de su equipo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, y con la colaboración de decenas de investigadores de todo el mundo, entre ellos varios españoles, Svante Pääbo ha culminado, por fin, su proyecto más ambicioso: la secuenciación del genoma del hombre de Neandertal. Y resulta que, después de todo, esa «otra» especie humana inteligente sí que dejó su huella en todos nosotros. Una huella genética, imborrable y que consiste en cerca del 2% de nuestro genoma. Usted, su familia, sus amigos, yo, todos los Homo sapiens de la Tierra, excepto los africanos, llevamos genes de neandertal. Lo cual implica que hubo cruce entre ambas especies, algo que hasta ahora no había sido demostrado. Los resultados de esta espectacular investigación aparecen hoy en la revista Science.

Han sido cuatro años de intenso trabajo para un buen puñado de laboratorios y equipos de científicos de varios continentes. Pero al final, el genoma de una especie humana extinta y muy cercana a la nuestra se ha convertido en una realidad. A partir de más de 3.000 millones de «letras químicas» de ADN fósil, los investigadores han conseguido construir la primera secuencia completa del genoma del hombre de Neandertal. Y los resultados preliminares sugieren que por lo menos el 2% del genoma de los humanos modernos no africanos proceden de esa especie, desaparecida de la faz de la Tierra hace aproximadamente 30.000 años.

«Tener una primera versión del genoma del Neandertal convierte en realidad un sueñ̃o de hace mucho tiempo. Por primera vez podremos identificar caracterí́sticas gené́ticas que nos diferencian del resto de los organismos, incluyendo nuestros parientes evolutivos más cercanos», afirma Svante Pääbo.

Hembras del Sidrón

Päävo, con un invetigador de la cueva  de El Sidrón en Asturias / Equipo de investigación de El SidrónLa hazaña científica se ha realizado utilizando diminutas muestras (apenas 400 miligramos) de varios huesos de hembras de neandertal procedentes de los yacimientos de Vindija, en Croacia, el Sidrón, en Asturias, y Rusia. Aplicando técnicas desarrolladas especialmente para ese fin, Pääbo y sus colaboradores compararon después el genoma obtenido con el de cinco humanos modernos procedentes de diferentes partes del mundo: un europeo (francés), dos africanos (uno del sur y otro del oeste del continente negro), un asiático (chino) y un habitante de Papúa Nueva Guinea.

Al realizar la comparación, los investigadores se dieron cuenta de que la presencia de genes de neandertal era mucho mayor entre los no africanos. Y que el flujo genético de neandertales a humanos se produjo en algún momento entre hace 50.000 y 80.000 años. ¿Cómo es posible, se preguntaron los científicos, que haya genes de neandertal en poblaciones tan alejadas como Papúa Nueva Guinea, donde nunca hubo neandertales? La explicación que mejor encaja con estos resultados es que el cruce debió producirse después de que los primeros humanos modernos abandonaran Africa y se encontraran con los neandertales fuera del continente negro, probablemente en Oriente medio. Después, nuestros antepasados (y su carga genética) siguieron expandiéndose por el resto del mundo.

«Todos los que vivimos fuera de Africa -añade Pääbo- llevamos una pequeña parte de ADN neandertal en nosotros». Por supuesto, al producirse el cruce, también una parte de nuestro propio genoma debió de quedar impresa en el de los neandertales, aunque aún no ha sido posible determinar qué porcentaje de su carga genética procede de nuestra propia especie.

Los más cercanos

Entre todas las especies humanas que han existido, los neandertales son sin duda nuestros parientes evolutivos más cercanos. Sus restos más antiguos datan de hace cerca de 400.000 años y desde ese momento se extendieron por gran parte de Europa y Asia occidental. Mucho tiempo después, cuando los primeros humanos de nuestra propia especie abandonaron a su vez África, se encontraron con ellos y compartieron muchos territorios durante por lo menos diez mil años. Poco después, hace cerca de 30.000 años, los neandertales desaparecieron sin dejar rastro y sobre la Tierra sólo quedó una especie de Homo: la nuestra.
Los tres huesos de  la cueva de Croacia utilizados en la investigación
Para llevar a cabo sus estudios, los investigadores usaron la menor cantidad posible de los huesos, utilizando un delicado taladro de dentista para no dañ̃ar los fó́siles, y llevaron a cabo su investigació́n de laboratorio en condiciones de «ambiente limpio» estéril, para evitar contaminar el material con ADN de humanos y otros organismos de hoy en día. También eliminaron el muy abundante ADN microbiano que habí́a colonizado los huesos desde el lejano día en que sus propietarios murieron.

«Más del 95% del ADN de una muestra -explica Pääbo- procede de bacterias y microorganismos que colonizaron los restos de los neandertales después de su muerte». Por no hablar de la contaminación genética a la que están expuestos los restos fósiles al ser manipulados por los propios investigadores. Por ello, resulta de vital importancia el desarrollo de técnicas «limpias» de extracción de los huesos. Entre las mejores, está la desarrollada en el yacimiento asturiano de El sidrón por el equipo del paleontólogo Antonio Rosas. Al encontrar un fósil y antes incluso de tocarlo, todo el mundo abandona la cueva y sólo entra su descubridor, enfundado en un traje de aislamiento biológico, que recupera el hueso y lo guarda de inmediato en una cámara estéril para enviarlo al laboratorio.

Síndrome de Down, esquizofrenia y autismoUna vez obtenido el genoma, el equipo de Pääbo se esforzó especialmente en localizar regiones del genoma del humano moderno en las que los genes de neandertal se hubieran expresado. Es decir, a buscar qué genes específicos de los neandertales han sobrevivido en nuestra propia especie y cuáles son sus funciones. Esos genes, probablemente, sirvieron para mejorar las probabilidades de supervivencia y reproducción de nuestros primeros antepasados, y se perpetuaron después expresándose en características concretas.

Pääbo y su equipo localizaron un total de 212 regiones de nuestro genoma en las que eso habría podido ocurrir y al final, lograron identificar varios de nuestros genes con una clara «impronta» neandertal. Entre ellos, tres genes implicados en el desarrollo cognitivo y cuya mutación puede desembocar en males como el síndrome de Down, la esquizofrenia y el autismo. Y también otros genes involucrados en el metabolismo de energía, el desarrollo del cráneo, la clavícula y la caja torácica.

Además, la comparación entre los genomas de neandertal y de humanos modernos ha hecho posible elaborar todo un catálogo de diferencias genéticas y que están permitiendo a los investigadores identificar una serie de rasgos únicos y exclusivos de nuestra propia especie. Un valioso manual de conocimiento que permitirá, a partir de ahora, realizar un gran número de estudios específicos sobre características concretas. Y quizá revelar aspectos únicos y desconocidos de nuestra propia evolución.

José Manuel Nieve, Madrid: Yo, Neandertal, ABC, 7 de mayo de 2010

Consecuencias constitucionales de la intervenciónj quirúrgica al Rey de España, Juan Carlos I

El título II "de la Corona" de la Constitución española de 1978 regula las funciones del Rey y define su figura en el ordenamiento jurídico de nuestro país. La monarquía es la institución que ostenta la jefatura del Estado y se identifica como monarquía parlamentaria. A diferencia de la constitucional, donde el Rey era la cabeza del ejecutivo y compartía el legislativo con el Parlamento, en el supuesto actual, el Rey carece de prerrogativa, es decir, no es ni ejecutivo, ni legislativo, ni judicial. Su figura está descrita en el artículo 56 que encabeza el referido título II. Es el jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes (56.1). Su persona es inviolable y no está sujeta a responsabilidad y sus actos para ser válidos tienen que estar refrendados por el presidente del Gobierno, por los ministros o por el presidente del Congreso (artículos 56.3 y 64.1).

Las funciones del Rey están reguladas en el artículo 62 y consisten en: sancionar y promulgar las leyes, convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en los términos previstos en la Constitución, convocar a referéndum, proponer el candidato a presidente del Gobierno, nombrarlo o poner fin a sus funciones, nombrar y separar a los miembros del Gobierno a propuesta de su presidente, expedir los decretos, conferir los empleos civiles y militares y conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes. Asimismo debe ser informado de los asuntos de Estado y presidir el Consejo de Ministros cuando lo estime oportuno, a petición del presidente del Gobierno. Ostenta el mando supremo de las Fuerzas Armadas, ejerce el derecho de gracia y el Alto Patronazgo de las Reales Academias.

Son todas competencias regladas y, salvo en la propuesta de candidato a la presidencia, donde tiene mayor libertad, estas se recogen en la Constitución. Incluso en este único caso, hasta ahora el Rey siempre ha propuesto al candidato del partido más votado en las elecciones. Según el artículo 63, acredita a los embajadores de España y los representantes extranjeros están acreditados ante él. También manifiesta el consentimiento del Estado para obligarse internacionalmente por medio de tratados y tiene la potestad, previa autorización de las Cortes Generales, de declarar la guerra y hacer la paz.

Ninguna ley orgánica ha desarrollado ni precisado las normas de este título II. Como no conocemos exactamente las consecuencias del postoperatorio tras la intervención quirúrgica a la que ha sido sometido el Rey, no podemos precisar si es capaz, en las próximas semanas, de ejercer sus funciones. Si su capacidad se mantiene en plenitud, todo debe seguir como está con toda normalidad. En el caso de una breve inhabilitación por razón de la enfermedad, el Príncipe heredero entraría en funciones, por analogía con lo establecido en el número segundo del artículo 59, ejerciendo de manera provisional la regencia hasta el restablecimiento del Rey. Tal como está redactado el citado articulo, el principio es el mantenimiento de las funciones del Rey y excepcionalmente se podría producir la sustitución provisional que según el artículo 59.5 se ejercería por el Príncipe de Asturias en nombre del Rey. Sólo una inhabilitación más estable reconocida por las Cortes Generales daría lugar a una regencia en el pleno sentido del término. En todo caso, el Príncipe Felipe ha sustituido al Rey en diversas ocasiones y podría hacerlo de hecho en algunas de sus funciones representativas sin utilizar el artículo 59.

Esto es lo que se puede decir en estas primeras horas después de la intervención, naturalmente deseando lo mejor para el Rey y que no sea necesario poner en marcha las medidas de sustitución señaladas. Teniendo en cuenta que el Rey, como Jefe del Estado, carece de prerrogativa como hemos dicho, las incidencias que se deriven de su actual situación interfieren muy poco el normal funcionamiento de las instituciones del Estado.

La preferencia del varón

El primer puesto en la línea sucesoria a la Corona lo ocupa el príncipe Felipe, que podría ser el último caso en el que se aplica la preferencia por el hombre en el acceso a la jefatura del Estado, cuestión que se planteará tras su acceso al trono. Le siguen sus hijas Leonor, nacida en 2005, y Sofía (2007). Los puestos cuarto, quinto y sexto corresponden a la primogénita de la familia real, la infanta Elena, y sus hijos Felipe Juan Froilán (1998) y Victoria Federica (2000), por ese orden. Les sigue la infanta Cristina y sus descendientes Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene.


Gregorio Peces-Barba Martínez, catedrático de Filosofía del Derecho y fue ponente de la Constitución: Consecuencias constitucionales de la enfermedad del Rey, EL PAÍS, 9 de mayo de 2010

Descubierta una estatua del rey egipcio Ptolomeo IV de hace 2.200 años

Descubierta una estatua del rey egipcio Ptolomeo IV de hace 2.200 <br> años
Estatua de gran tamaño que representa al rey Ptolomeo IV /EFE

Un equipo de arqueólogos egipcios ha descubierto una estatua de gran tamaño del siglo III antes de Cristo que representa al rey Ptolomeo IV, que gobernó el país de la desembocadura del Nilo entre los años 221 y 203 a.C. El descubrimiento, anunciado hoy por el ministro de Cultura egipcio, Faruk Hosni, fue realizado en el templo de Tabusiris Magna en la zona conocida como Burg al Arab, 50 kilómetros al oeste de Alejandría, en la misma zona donde se buscan las tumbas de la reina Cleopatra y el general romano Marco Antonio. El equipo también encontró la entrada original del edificio, así como las puertas de piedra que determinan la ubicación de este acceso.

Por su parte, el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Zahi Hawas, remarcó que la estatua, a la que le falta la cabeza, está esculpida en granito y es una de las mejor conservadas del periodo ptolemaico, que se extiende entre los años 350 y 30 a.C. Hawas añadió que la obra está esculpida en estilo tradicional y que en ella destaca el torso desnudo y una falda estriada. "separa">

Un rey enterrado

El arqueólogo egipcio subrayó que según un documento que se encontró con la estatua, esta pertenece al reinado de Ptolomeo IV, que ordenó la construcción del templo. Asimismo, el equipo de expertos egipcios halló una gran tumba que contenía halcones momificados con las cabezas dirigidas hacia el templo, lo que indica, según Hawas, que hay un rey enterrado dentro del edificio.

Las excavaciones en esta zona, en las que participa la dominicana Kathleen Teresa Martínez, persiguen el hallazgo de las tumbas de la reina Cleopatra, que gobernó Egipto en el siglo I a.C., y el general romano Marco Antonio. "Creemos que Cleopatra y Marco Antonio fueron enterrados en un templo allí", dijo Hawas. El templo está ubicado en el sitio arqueológico conocido como Abusiris, una de las catorce zonas de Egipto en las que el dios egipcio Seth sepultó los pedazos del cuerpo de su hermano, el dios Osiris, tras asesinarlo, según revela la antigua mitología egipcia. En esa misma área, los arqueólogos han descubierto en los últimos meses un busto de Cleopatra, una estatua real sin cabeza, y 24 monedas con dibujos de la reina.

EFE, El Cairo: Descubierta una estatua del rey egipcio Ptolomeo IV de hace 2.200 años, ABC, 4 de mayo de 2010

Ni un rezo por el rojo fusilado

El último alcalde republicano de Cuevas de Almanzora (Almería), Martín Márquez, fue fusilado el 1 de julio de 1939 y arrojado a una fosa común a la edad de 40 años. Dejó seis hijos y una viuda embarazada de mellizos, a los que el régimen intentó quitarles lo poco que pudieran tener. El Tribunal de Responsabilidades Políticas pidió para ello información, entre otros, al cura de Cuevas, que entregó un informe regado con gruesos epítetos que retrata al alcalde fusilado, sin aportar pruebas, como un radical cínico y ladrón. La antítesis de la caridad cristiana.

La inminente apertura de la fosa común en la que se cree que se encuentra Márquez, en Almería capital, supondrá más de 70 años después de su asesinato no sólo un consuelo para sus descendientes, sino la restauración plena de su imagen. Una imagen que fue manchada por la Iglesia en un informe que destila odio hacia Martín Márquez -y lo que representaba- tres años después de muerto y arrojado a la fosa. "Fue una persona en la que se hermanaban excepcionalmente la perversidad, la osadía, el cinismo y el ansia de figurar, de apoderarse de lo ajeno y de obtener notoriedad", dice el informe clerical de marzo de 1942, al que ha accedido Público. El informe, solicitado por el tribunal "al cura primero" de Cuevas, lleva el sello de la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, sin firma de ningún párroco concreto."Fue expulsado de Estados Unidos como indeseable -sigue el ministro de la Iglesia- viniendo antes de la proclamación de la República, enrolándose en el Partido Socialista y dedicándose apenas llegado a perturbar en todos los órdenes haciendo una gran campaña propagandística". El informe, que da fe del fusilamiento del regidor, recuerda que fue concejal, teniente de alcalde y luego presidente de la corporación, que formó parte del Frente Popular, al igual que dos de sus hermanos, y que como regidor "incautóse de fincas de personas desafectas a aquel régimen". Olvida mencionar la militancia ugetista de Márquez, tío abuelo del ex consejero de Innovación de la Junta y ex líder del PSOE en la provincia de Almería, Martín Soler.

Sólo en Andalucía hubo alrededor de 70.000 expedientes de este tipo, según Fernando Martínez, coordinador del estudio La represión económica y administrativa. Las actuaciones de los tribunales de responsabilidades políticas en Andalucía. Destinados a dejar en la ruina absoluta a los vencidos, estos tribunales se servían de informes de gobernadores civiles, falangistas y sacerdotes. Este modo de proceder encarna todo lo contrario de aquello que rogaba Manuel Azaña en su mítico discurso del 18 de julio de 1938 en Barcelona, cuando pedía a los españoles enfrentados, y a aquellos que alcanzaran a ver el fin de la guerra, "que piensen en los muertos y que escuchen su lección". "Paz, piedad y perdón", cerraba su discurso Azaña, a la sazón presidente de la República, dejando una frase tan histórica como ignorada.

Represión económica

En el caso de Márquez, el informe elaborado por Gonzalo Pérez, alcalde accidental, es aún más duro que el de la parroquia, llegando a calificarlo como "despreciable sujeto condenado justamente a muerte" y haciéndole una genérica y nada detallada imputación de asesinato. Los informes eran reclamados por el Juzgado de Instrucción de Responsabilidades Políticas de Almería a las autoridades rogándoles "la máxima objetividad" en la descripción del sujeto investigado y "singularmente de los bienes de toda clase, créditos, sueldos, rentas o productos tanto de él como de su cónyuge y familiares". Con Márquez tuvieron escasa fortuna en el intento de hacerse con sus bienes. "A mi abuelo le quisieron expropiar lo que nunca tuvo. Sólo consiguieron no dejar jamás tranquila a su familia y tenerla vigilada", cuenta su nieta Manuela, residente en Barcelona, ciudad a la que huyó su abuela Isabel Peñuelas con sus seis hijos y dos más en camino tras el asesinato de su marido.

Uno de los hijos de Isabel y Martín, Alfonso Márquez, de 87 años, es el tío de Manuela. Cuenta que el régimen hizo todo lo posible para quitar los bienes a la familia, pero que había poco donde rascar porque la casa donde habían vivido en Cuevas era alquilada y en Barcelona todos se instalaron en el domicilio de una tía. El informe del Ayuntamiento admite: "No se le conocen bienes, su familia reside actualmente en Barcelona". "Lo intentaron todo, pero este hombre salió de la política tan pobre como entró", resume Juan Gallo, comisario para la recuperación de la memoria histórica en Andalucía.

La apertura de esta fosa será el primer trabajo de este tipo que se realice en Almería, y se acogerá al protocolo de exhumaciones aprobado por la Junta y que ya se aplicó en la excavación en Alfacar (Granada), donde se creía que descansa Federico García Lorca. La familia Márquez lleva más de seis años luchando por esta excavación. En noviembre del año pasado llegó incluso a trasladar su caso al Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU. Ahora los Márquez están de enhorabuena. El alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador (PP), acaba de autorizar la excavación de la fosa común del cementerio de San José, donde se cree que está enterrado el alcalde junto a 370 personas más. El topógrafo ya ha comenzado los trabajos en la zona.

La voluntad de su hijo

Las hermanas Manuela y Ana María Márquez, junto a su padre, Agustín, de 83 años, acudieron esta semana a Almería para asistir al homenaje al alcalde, en él se anunció la búsqueda de sus restos. El deseo de Agustín es que su padre descanse junto a su esposa y uno de sus hijos, fallecido con sólo 14 años.

Á. Munárriz / M. Serrano, Sevilla: Ni un rezo por el rojo fusilado, Público, 8 de mayo de 2010

miércoles, 5 de mayo de 2010

Mauthausen, un infierno en la Tierra

Mauthausen es la de entrar en una especie de castillo fortificado. Todo está hecho con piedra picada de la cantera de Wiener Graben, donde se encuentra la famosa 'escalinata de la muerte' de 186 peldaños que une la cantera con el campo de exterminio. Es un castillo con galerías exteriores, almenas, una fortificación con paredes de granito imposible de echar abajo, sólo el paso del tiempo puede que lo consiga.

Una fortaleza medieval, un muro a medio construir, los miradores de las SS, las torres del inmenso portal... Es fácil imaginarse las ametralladoras apuntando a los recién llegados. Una vez cruzada la puerta, un gran espacio vacío linda con hileras de barracas a un lado, y con grandes pabellones de chimeneas al otro. Un escenario 'perfecto' de un campo de concentración nazi.

El lugar fue escogido por su proximidad a la red de transportes de Linz, en la alta Austria, pero también porque era un área escasamente poblada. Una localidad de apenas 4.850 habitantes. Quien diría que entre los muros del campo llegaron a pasar en su día, entre 1938 y 1945, cerca de 200.000 presos, los de 'tercer nivel', los considerados 'enemigos políticos incorregibles del Reich'.

Mauthausen fue utilizado principalmente para tareas de exterminio de gente ilustrada y miembros de las clases sociales altas de países subyugados por Alemania durante la II Guerra Mundial. Lo que pocos saben, es que alrededor de 10.000 republicanos españoles pasaron por este campo, y sólo 2.500 de ellos lograron salir con vida.

Los españoles del campo

La alegría de la liberación queda eclipsada por el horror que se descubre en Mauthausen y en otros muchos campos de concentración nazis. Una vez más, los republicanos españoles tendrán un papel decisivo al mostrar al mundo aquella maquinaria de exterminio, a la vez que muchos se darán cuenta de que el Gobierno de Franco era inamovible y que muchos de ellos serán apátridas para siempre.

El fotográfo español Francisco Boix es otro de los valientes republicanos cuya historia está ligada indiscutiblemente a Mauthausen. Fue el único español que declaró en el juicio de Nüremberg. Boix, junto con la ayuda de su compañero García, hizo copias de las fotos que coleccionaban las SS, ya que trabajaba en el laboratorio del campo, y logró esconderlas gracias a la ayuda de los jóvenes 'pochakas' hasta el final de la guerra, y gracias a ellas acusar a los jerarcas nazis en el Nüremberg y demoler así su alegato de que desconocían los campos de exterminio. La estampa gráfica nos recuerda que no hace tanto, en el siglo XX, existían estas fábricas de la muerte y la desesperanza, que hoy día siguen ahí y que nos hacen pensar que lugares como éstos jamás deberían haber existido.

Las otras víctimas del franquismo


Los republicanos españoles víctimas de los campos de concentración nazis se consideran también víctimas del franquismo, al igual que aquellas que hoy en día aún permanecen enterradas y amontonadas en decenas de fosas comunes esparcidas por territorio español. "Los nazis mataron a mi padre, pero el 50% de la culpa la tiene el franquismo", asegura Liberto Villar, uno de los hijos de un republicano asesinado en Mauthausen.

La embajada alemana en Madrid preguntó al Ministerio español de Asuntos Exteriores, del cual Serrano Súñer era ministro en esos momentos, qué tenía que hacer con los refugiados que habían capturado en Angulema, en la frontera de Francia con España. Cuatro cartas entre el día que sale el convoy, el 20 de agosto de 1940, y el 3 de octubre, cuando todavía se pedía una respuesta. No se contestaron nunca. Casi un año más tarde, la embajada española en Berlín informa de que los españoles han sido deportados a Mauthausen por 'rojos' y por su peligroso pasado político. Ahora sí que el Ministerio de Asuntos Exteriores contesta con nota manuscrita al margen y lo hace así: "Puesto que no parece oportuno hacer nada en favor de los internos, archívese". Una condena a muerte. Ni Franco ni la Iglesia, que en aquel momento como uno de los poderes del Estado podía intervenir, levantaron un solo dedo por ayudar a los republicanos españoles.

El violinista de Mauthausen, las claves de la novela

"El libro tiene el propósito de contribuir a reparar el vacío que hay en torno a la historia de los aproximadamente 10.000 republicanos españoles que pasaron por el infierno de Mauthausen", asegura Andrés Pérez Domínguez, autor y ganador por absoluta unanimidad del jurado del premio Ateneo de Sevilla por la novela 'El violinista de Mauthausen', en la que da voz a los españoles víctimas del holocausto nazi.

La historia se desarrolla en tres escenarios diferentes: el París ocupado por los nazis, el Berlín de la posguerra y el campo de concentración de Mauthausen. Un hombre regresa a París después de cuatro años, cinco meses y seis días en este campo de concentración. La ciudad sigue siendo la misma, mantiene ese aire grácil que ni el tiempo, ni la invasión, ni la guerra han podido trastocar. Pero él, un republicano español exiliado, se siente un cadáver al que le han concedido una prórroga de vida, es ahora un fantasma en busca de la mujer que amó.

Andrés Pérez Domínguez recorrió los lugares en los que se desarrolla la novela, que ya está preparando su tercera edición, antes de ponerse manos a la obra. Subió y bajó la terrible y famosa escalera de 186 peldaños que supuso una tortura añadida para los prisioneros y en la cual los supervivientes aseguran que bajo cada uno de sus peldaños hay sangre de un republicano español. "En Mauthausen hubo 7.500 españoles que siguen olvidados. Cuando hablamos del Holocausto, se nos viene a la memoria los judíos, pero no nos damos cuenta de que los españoles también estuvieron allí".

Zoe Rodríguez (Env. especial) | Mauthausen, Austria: Mauthausen, un infierno en la Tierra, EL MUNDO, 5 de mayo de 2010

La herencia de Josip Broz Tito

Apenas queda nada de Yugoslavia, el país que supo nadar entre dos mundos enfrentados durante la guerra fría. No queda Estado en cualquiera de sus manifestaciones ni idioma común. Aunque serbios, croatas y bosnios hablan la misma lengua se empeñan en afirmar que son diferentes. Sólo permanece la memoria de un tiempo mejor entre los más ancianos, que vinculan la figura de Josipa Broza Tita, como se dice en serbocroata, a la paz, a los viajes y a la libertad de usar vaqueros.

Se cumplen 30 años de la muerte del hombre que gobernó durante 35 un país con seis nacionalidades, varios idiomas y tres religiones inventado tras el hundimiento de los imperios. -

Hoy (4 de mayo de 2010) se cumplen 30 años de la muerte del hombre que gobernó durante 35 con puño más o menos de hierro un país con seis nacionalidades, varios idiomas y tres religiones inventado tras el hundimiento de los imperios. Diez años después de su muerte, su obra saltó por los aires devorada por los nacionalismos serbio y croata, y sobre todo por el odio acumulado y el miedo. Una historia compleja y dolorosa en manos de políticos irresponsables como Franjo Tudjman y Slobodan Milosevic provocó decenas de miles de muertos y heridos y millones de desplazados y refugiados.

Cuatro guerras Eslovenia y Croacia (1991), Bosnia-Herzegovina (1992-1995) y Kosovo (1999) borraron con sangre el legado de un hombre que más que un visionario o un estadista resultó ser un gran actor capaz de crearse una imagen en el telón de acero, otra en Occidente y una tercera en casa. Y sobrevivir a todas las contradicciones. Su país, en cambio, no sobrevivió a las suyas.

Odios latentes desde la Edad Media (esencial el libro de Ivo Andric, Un puente sobre el Drina, ahora traducido directamente del serbocroata) y, sobre todo, de la ocupación nazi (La piel, de Curzio Malaparte), fueron más fuertes que unos vínculos más propagandísticos que reales y eficaces.

Treinta años después del fallecimiento del mariscal Tito, su figura en los Balcanes se ha reducido a unos debates televisivos entre historiadores, una moderada titomanía en Sarajevo, símbolo de aquella unidad plurinacional y víctima de ese cuento, una página en Facebook titulada Por qué 30 años después de la muerte de Tito, Yugoslavia sigue viviendo en nosotros y un aumento significativo de las visitas turísticas a La Casa de las Flores, en Belgrado, donde está enterrado.

El mausoleo hasta hace unos años abandonado por una Serbia que considera a Tito el principal enemigo de su nacionalismo es una prueba de que los tiempos se mueven, aunque muy despacio. Ahora se muestra limpio y atractivo porque esa Serbia que trata de salir del túnel de las cuatro guerras balcánicas (empezó todas y las perdió) ha descubierto el turismo y el dinero, y a los turistas les atrae la figura de Tito, el gran actor, el hombre que supo guerrear como jefe de los partisanos contra los nazis y cautivar a los británicos por su antiestalinismo pero que no supo construir un país.

Yugoslavia ya no existe. Quedan las canciones de una época y algunas películas, miles de libros y una sensación colectiva de vértigo. Ahora todos miran a la Unión Europea (ya entró Eslovenia) como salida económica y política, un espacio mayor que diluya unas fronteras por las que se libraron tantas batallas. El puente sobre el Drina en Visegrado permanece como símbolo de un pasado que es parte del futuro.

Ramón Lobo, Madrid: La herencia de Josip Broz Tito, EL PAÍS, 4 de mayo de 2010

lunes, 3 de mayo de 2010

La avidez lectora de Adolf Hitler

Adolf Hitler y Hermann Göring en Obersalzberg en una fotografía de los años 30Asumámoslo: Hitler leía. Dos ensayos recientes se ocupan de analizar detenidamente la biblioteca del Führer, destacando los volúmenes subrayados y anotados por uno de los dictadores más crueles de la historia, prueba inequívoca de que le influyeron de algún modo. Junto a mucha literatura de consumo –policiaca, del oeste...– y panfletos políticos o elucubraciones esotéricas de bajísimo nivel, se hallan también obras de autores como Shakespeare, Jünger, Ibsen, Kant, Maquiavelo, Cervantes o Gracián. E incluso claros indicios de que supo quién era Àngel Guimerà y su Terra baixa, gracias a su amiga, la cineasta Leni Riefenstahl.

El historiador norteamericano Timothy W. Ryback publica Los libros del Gran Dictador (Destino), mientras que el madrileño Juan Baráibar López es el autor de Libros para el führer (Inédita), dos obras que comparten objetivo: desentrañar algunas claves del pensamiento y las acciones de Hitler a partir de los libros que leyó. Si Ryback ha tenido acceso directo a los volúmenes –básicamente, en la sección de libros raros de la Biblioteca del Congreso de Washington– y hasta encontró un pelo negro de bigote en uno de ellos, Baráibar hace hincapié en cuestiones de especial interés desde la perspectiva española. Ambos volúmenes dinamitan la imagen buenista de la lectura, una actividad a menudo mitificada en las campañas institucionales como fuente de virtudes. "Leer mucho o poco, como practicar el vegetarianismo o evitar el tabaco, no hace más tolerante ni mejor persona a nadie", concluye Baráibar.

La biblioteca del dictador se dispersó tras la guerra pero llegó a los 16.300 volúmenes. Y aunque para Hitler las grandes novelas universales son el Quijote, Robinson Crusoe, La cabaña del tío Tom y Los viajes de Gulliver (por este orden), fue también un devorador de los livianos westerns del alemán Karl May. "Le debo –confiesa– mis primeras nociones de geografía y la apertura de los ojos sobre el mundo. Lo leía a la luz de la vela o al claro de luna, ayudado por una enorme lupa". Durante la guerra, recuerda Baráibar, reprochó a sus generales su falta de imaginación "y les recomendó estas novelas de aventuras, pobladas de vaqueros, indios, beduinos o exploradores, para que extrajeran de ellas ideas para la estrategia". Cuando, en 1942, el ejército alemán fracasó en el frente ruso, Hitler devoró Yo Claudio y Claudio el dios, de Robert Graves. Y tenía, encuadernadas con sus iniciales, las obras completas de William Shakespeare, a quien consideraba superior a Goethe y Schiller porque "la imaginación del inglés se había alimentado de las fuerzas proteicas del imperio británico, mientras que los dos dramaturgos teutónicos habían malbaratado su talento en historias de crisis personales y rivalidades entre hermanos", apunta Ryback.

El español Ernesto Giménez Caballero, en 1933, tuvo la osadía de enviarle a Hitler su deleznable ensayo La nueva catolicidad, y años más tarde, en 1941, se vio con Goebbels un par de veces para sondear las posibilidades de un matrimonio del Führer con Pilar Primo de Rivera, para crear así una nueva dinastía hispanoaustriaca. Según él, fue Magda Goebbels quien le quitó la idea de la cabeza al decirle que Hitler no podía procrear a causa de una herida de guerra.

En el penúltimo cumpleaños del Führer, la cineasta Leni Riefenstahl le regaló, dedicado cariñosamente, un álbum de fotografías de Tierra baja, el filme basado en la obra de Àngel Guimerà (1845-1929) en el que trabajaba desde hacía años, y que no logró concluir hasta 1954. Así, Hitler tuvo noticia de este clásico de la literatura catalana, rodado en España con gran dispendio (Goebbels anotó en su diario en 1942, alarmado por los gastos: "Me alegro de no tener nada que ver con este caso desgraciado y que, por lo tanto, no me alcance ninguna responsabilidad"). Riefenstahl, acusada de haber empleado como extras a gitanos procedentes de campos de concentración, estableció contacto en España con los toreros Belmonte, Manolete y Bienvenida.

Ryback explica que Hitler fue un lector ávido, que en ocasiones salía a un libro diario y que desarrolló una eficaz técnica de lectura rápida que le permitía extraer –y memorizar– de cada título los elementos que consideraba útiles para su discurso. Ryback y Baráibar son contundentes al establecer que la alta filosofía no inspiró a Hitler, lo que libera a Nietzsche, Fichte o Schopenhauer de mucha culpa (de este último, tenía su traducción del Oráculo manual y arte de prudencia de Baltasar Gracián, cuyas enseñanzas poco aprovechó). Sus fuentes fueron, más bien, obras menores, "libros baratos y tendenciosos sobre esoterismo", en expresión de Ryback. Sin embargo, sí subrayó los escritos de Ernst Jünger sobre la Primera Guerra Mundial (ambos coincidían en ver "la carnicería bélica como algo ennoblecedor y transformador", señala Ryback). Otra curiosidad es la gran influencia de autores norteamericanos, en especial el industrial automovilístico Henry Ford, a quien veía como un modelo y cuya obra El judío internacional: el principal problema del mundo fue uno de sus referentes.

Xavi Ayén, Barcelona: La avidez lectora de Adolf Hitler, La Vanguardia, 2 de mayo de 2010

domingo, 2 de mayo de 2010

Fuego y azufre para enterrar Alemania

Vista de Hamburgo tras la entrada de los aliados en 1945. - AFPHacía mucho que Hamburgo no vivía un verano tan caluroso, aunque nada comparado con el infierno en el que se iba a convertir aquello en unos días. Hans Erih Nossack (Hamburgo, 1901-1977) decidió que había llegado el momento de tomarse unas vacaciones. Llevaba cinco años sin alejarse de Hamburgo debido a su "enfermizo rechazo a salir" de la ciudad y de su habitación. El 21 de julio de 1943 partió hacia Horst, a 15 kilómetros al sur de la ciudad. Su mujer, Misi, "asombrada de que hubiera acudido", le esperaba en una cabaña "oculta entre abedules, matas de pino y una huerta. El paisaje descendía bruscamente hacia el Elba y Hamburgo. Si el día era claro, podían apreciarse las torres de la ciudad".

Las torres desaparecerían de la vista cuatro días después: Hamburgo había comenzado a borrarse (literalmente) del mapa. Nossack escribió tres meses después El hundimiento (editorial La uña rota), uno de los escasísimos textos alemanes sobre la campaña de bombardeos aliados, publicado ahora por primera vez en español. "Tengo la sensación de que jamás podría volver a abrir la boca si no me ocupara antes de esto", escribió Nossack. "Esto" era la operación Gomorra: diez toneladas de bombas explosivas e incendiarias arrojadas por la Royal Air Force británica, apoyada por la Octava Flota Aérea de EEUU.

Nossack dormía cuando sonó por primera vez la alarma antiaérea ("en el brezal se oyen las sirenas, que aúllan como gatos en pueblos lejanos, pero sólo cuando el viento es favorable"), aunque sí oyó después un sonido que nunca olvidaría: "Corrí descalzo fuera de la casa, adentrándome en ese ruido que se cernía como una carga abrumadora entre la claridad de las estrellas y la oscuridad de la tierra, ni aquí ni allí, sino en todo el espacio: era imposible librarse de él. Uno no se atrevía a coger aire por miedo a respirarlo", escribió. Era el rugido de los 1.800 aviones de guerra que iban camino de arrasar Hamburgo.

La cólera del mundo

Pese a que la ciudad había sufrido ya 200 bombardeos, nadie estaba preparado para lo que se les venía encima. "Aquello era completamente nuevo. Era el final. En la última de las noches, la cólera del mundo se intensificó como ningún ser humano pueda imaginar. Una gran nube de tormenta había empezado a descargar justo en el momento de la alarma. El ataque iba dirigido al último barrio que quedaba en pie. Pero los bombarderos no lograron identificar el blanco debajo de la tormenta y lanzaron las bombas a ciegas, dondequiera que cayesen. No podía distinguirse si eran rayos y truenos o si eran bombas o fuego de artillería".

Los refugiados comenzaron a llegar a Horst en riadas. No eran capaces de explicar lo que había pasado. "Traían consigo un silencio inquietante. El mero hecho de querer ofrecerles ayuda parecía un acto demasiado ruidoso". Un silencio que resultó profético. La magnitud de la campaña de bombardeos aliados durante la II Guerra Mundial (130 ciudades arrasadas, 600.000 muertos), contrasta con la falta total de testimonios, como constató W. G. Sebald en el ensayo de referencia Sobre la historia natural de la destrucción (Anagrama, 2003): "A causa de un acuerdo tácito no había que describir el verdadero estado de ruina material y moral en que se encontraba el país. Los aspectos más sombríos del acto final de una destrucción, vividos por la inmensa mayoría de la población, siguieron siendo un secreto familiar vergonzoso".

Sólo los escritores Heinrich Böll, Hermann Kasack y Peter de Mendelssohn trataron el tema sobre el terreno y "el déficit tampoco fue compensado por la literatura de posguerra". Sebald destacó sobre todo El hundimiento por su prosa sobria que "logra acercarse con deliberada reserva a los horrores" sin caer en excesos melodramáticos.

Nossack mantuvo la calma incluso cuando entró con su mujer en la ciudad; apretujados en un camión entre docenas de personas. Incluso recurrió al humor, imaginándose que viajaban en un tour por los lugares más destrozados del planeta. "Éramos como un grupo de turistas, sólo nos faltaban el megáfono y la verborrea de un guía. De pronto estábamos todos desconcertados y no sabíamos cómo explicar esa extrañeza. Donde antes la mirada se tropezaba con los muros de las casas, se extendía ahora una llanura muda hasta el infinito".

Primero se fijó en que lo único que habían quedado en pie eran las chimeneas, "que se elevaban sobre el suelo solitarias como cenotafios, dólmenes o dedos que reprenden". Y se devanó los sesos para intentar describir un paisaje que parecía "las bambalinas de una ópera fantástica": "Con la de cosas que aprendimos en la escuela... pero nadie nos había hablado todavía de lo que teníamos delante. ¿Había pues aún, pese a todo, continentes por explorar?".

Optó por centrarse en los detalles cotidianos para descubrir "hasta qué espantoso punto nos resultaba extraño lo que hasta entonces se daba por sentado. Cuando fui con Misi a nuestro barrio destruido vimos a una mujer limpiando las ventanas de un edificio que se alzaba solitario e intacto en medio de un mar de escombros. Nos dimos con el codo y nos detuvimos como hechizados, creíamos estar viendo a una loca".

No menos significativos son sus apuntes sobre la actitud de los ciudadanos: la guerra había dejado de interesarles dos años antes de que acabara: "Nuestro destino estaba decidido, los acontecimientos del resto del mundo no podían cambiar nada". Nadie hacía ya el menor caso ni a los partes militares de los periódicos ("ni siquiera comprendíamos para qué seguían publicándose"), ni a las autoridades: "No podíamos mostrar mayor desprecio ante eso que llamamos poder o Estado que tratándolo como algo totalmente irrelevante".

No se cumplieron las expectativas de los aliados sobre una revuelta ciudadana contra los nazis, aunque tampoco aumentó el odio contra el invasor. "No oí a una sola persona que insultara al enemigo o le atribuyera la culpa de la destrucción. No di nunca con una sola persona que se consolara con la idea de una venganza. Al contrario, lo que se decía y pensaba era: ¿Por qué tienen que morir también los otros? Me dijeron que a un pelmazo que hablaba de represalias y de exterminar al enemigo con gas tóxico lo molieron a palos".

Una polémica campaña de bombardeos
  • ¿En qué consistió la ‘operación Gomorra’? La ‘operación Gomorra’ (1943-45) –causó la muerte de alrededor de 40.000 ciudadanos de Hamburgo– tomó su nombre del mito del Antiguo Testamento de Sodoma y Gomorra, ciudades de pecadores y delincuentes aniquiladas por Dios con una lluvia de fuego y azufre. En su momento fue la mayor campaña de bombardeos de la historia de la guerra aérea. Los ataques se realizaron por orden del mariscal de la RAF Sir Arthur Harris.
  • ¿Qué tipo de armas se usaron? Explosivas e incendiarias. Las primeras destrozaron los tejados para que el fósforo de las segundas cayera en el interior de las casas y en los huecos de las escaleras. Las casas ardieron con facilidad. La falta de oxígeno provocada por los incendios propició también la muerte por asfixia de muchas personas escondidas en los búnkers.
  • ¿Cuántas bombas se arrojaron sobre las principales ciudades alemanas? Berlín (67.607 bombas), Colonia (44.923), Hamburgo (39.607), Essen (37.983), Múnich (27.110), Leipzig (11.616) y Dresde (7.100). Pese a estos números, Dresde, donde murieron unas 25.000 personas (15.000 menos que en Hamburgo) sigue siendo el símbolo de la destrucción provocada por los aliados. Quizás porque cuando se bombardeó la ciudad, en febrero de 1945, pocos creían ya que este tipo de acciones sirviera para ganar una guerra que se daba por ganada. ‘Matadero 5’ (1969), mítica novela del escritor estadounidense Kurt Vonnegut, está basada en sus vivencias como prisionero de guerra en Dresde durante el bombardeo.
Carlos Prieto: Fuego y azufre para enterrar Alemania, Público, 1 de mayo de 2010

Los inéditos del general Rojo

Vicente Rojo (izquierda), jefe del Estado Mayor Central del ejército republicano, durante la Guerra Civil
Los papeles del general Rojo se pueden consultar en el Archivo Histórico Militar, en Madrid. El material que hay reunido allí es tan abundante, y no siempre está organizado con orden y rigor, que de tanto en tanto aparece una sorpresa. Es lo que le ocurrió a Jorge Martínez Reverte cuando investigaba para su libro El arte de matar. Uno de sus ayudantes de documentación, Mario Martínez Zauner, encontró un largo texto titulado Historia de la guerra de España, firmado por el militar republicano.

Son alrededor de 600 folios, que se inician con la narración de los preparativos del golpe y que se ocupan de los primeros meses de la contienda, de la defensa de Madrid, y que terminan, de una manera menos lineal y más dispersa, tratando distintos episodios que tuvieron lugar entre abril de 1937 y abril de 1938. En esta última parte, Rojo cuenta su relación con Negrín, Prieto y Azaña, explica los desafíos que puso en marcha como jefe del Estado Mayor Central del ejército republicano, analiza la respuesta que ese organismo propuso ante el bombardeo de la escuadra alemana a Almería y, entre otros temas, aborda el apoyo de la Iglesia a Franco, la crisis de mayo de 1937 en Barcelona, la situación del Consejo de Aragón o la relación con los soviéticos, que desmenuza desde una perspectiva poco habitual.

Es la mirada de un hombre que estuvo en el centro de las iniciativas más importantes que la República tomó en el terreno militar y que influyó también en muchas decisiones políticas. De esa larga historia de la guerra, que Rojo escribió al final de su vida, entre 1958 y 1962, sólo se publicó Así fue la defensa de Madrid, la parte en la que narra un momento fundamental del conflicto, y en el que tuvo un protagonismo decisivo como responsable militar de la resistencia. El general Rojo decidió volver a España en 1957, cuando los médicos que lo atendían en Bolivia le anunciaron que su salud era tan delicada que no le quedaba mucho tiempo. Poco después de llegar fue procesado por "rebelión militar" y condenado a 30 años de cárcel. El indulto lo libró de la prisión, pero tuvo que cumplir las penas secundarias, como la de "inhabilitación absoluta". Su respuesta a la ignominia fue dedicarse a escribir. Murió en 1966.

Extracto del manuscrito. Cómo llegó la noticia de la rebelión de 1936 al Ministerio de Guerra y por qué el entonces comandante Rojo fue leal En las últimas horas de aquella tarde, al regresar a mi despacho del Estado Mayor Central, donde prestaba servicios como ayudante de campo del general Avilés, me crucé en uno de los pasillos del Ministerio de la Guerra con mi compañero y amigo F. V. Se detuvo ante mí un tanto agitado, nervioso, diciéndome:

-¿Conoces la noticia?

-¿A qué te refieres?
-A la sublevación.
-¿Quién se ha sublevado? ¿Dónde? -Unidades del Tercio y Regulares. En Melilla. Acaba de llegar un telegrama. Lo han dicho en la sala de ayudantes. Es todo lo que sé. ¿No sabe nada tu general?
-Nada me ha dicho. Le dejé hace media hora en el despacho de L. y ahora iba a ver si quiere algo antes de marcharme.
-Estamos en momentos de desconcierto y hay que tener cuidado con las noticias y rumores que ruedan de boca en boca.

Yo era uno de los desconcertados. Sospechaba, como otros muchos jefes, que había una trama de conspiración, pero ignoraba totalmente su contextura. En los pocos días que llevaba prestando servicio con el general, a quien no había tratado personalmente hasta ser nombrado su ayudante, me había demostrado confianza y afecto, ambos en un plano más protocolario que emotivo; y aunque confidencialmente supe por otros conductos que mi predecesor en el cargo (el comandante xxx) (1) había cesado por sospecha de que estaba en relación con algunos de los militares que conspiraban fuera del EMC, el general en ninguna ocasión me habló del asunto, ni me hizo insinuación alguna tendente a conocer mi pensamiento en relación con supuestas o posibles conspiraciones. La obligación a que estaba vinculado de seguirle lealmente en sus determinaciones era cosa que no me ofrecía duda.

Reflexionaba sobre las derivaciones que el suceso pudiera tener. Pensaba que si el general estaba complicado y nada me había dicho sería para tener más libertad de acción, prescindiendo de mí, cuyo parecer en orden a un acto de rebelión desconocía; y que si el general no estaba complicado, afrontaría los hechos con sentido de responsabilidad en razón del alto puesto que ocupaba, y yo no podía hacer otra cosa que obedecerle y colaborar lealmente. Ésa era la clara síntesis de mis reflexiones, pese a la abrumadora inquietud hija de la incertidumbre... ¿qué iba a suceder? ¿Quiénes eran los complicados? ¿Qué se proponían? De los innumerables chismes, noticias que se dejan caer, hipótesis, nombres, etcétera, recogidos casualmente, ¿cuáles podían ser ciertos y cuáles falsos? Realmente yo nada concreto sabía porque mis obligaciones oficiales y privadas sólo excepcionalmente me dejaban tiempo para acudir a tertulias de adictos o de opositores. No tenía contactos políticos de ninguna especie y ni siquiera me había hecho presente en el Círculo Militar. Tenía amigos en todos los planos de la jerarquía militar y de todas las tendencias, y si realmente estaba persuadido de que social y políticamente vivíamos un desbarajuste extraordinario, también lo estaba de que las culpas de cuanto sucedía no estaban sólo en las conductas de los que perturbaban el orden, sino principalmente en los que provocaban el desorden, movidos por intereses o egoísmos más o menos inconfesables o inmorales fuera del campo castrense. En verdad, el desequilibrio social en que nos debatíamos tenía muchas raíces, pero ante el hecho consumado no había tiempo para rememorarlas.

Para quien no está metido en estos berenjenales resulta difícil conocer la tramoya, y quienes lo están suelen crear la perspectiva a su gusto particular que muestre -muchas veces ficticiamente- lo que a ellos les agrada. A mí, en aquellos momentos, la situación se me aparecía extraordinariamente confusa y se estrellaban mis afanes de saber el volumen que podía tener la rebelión y la conducta y propósitos de los rebeldes. (...) Permanecimos acuartelados en el Ministerio. Charlamos poco. El tema no podía ser otro que la consideración de los caracteres que pudiera tener el acontecimiento subversivo. El EMC no actuaba como organismo rector.

Toda la actividad frente a la subversión, por el carácter eminentemente político que tenía, se tradujo en actividades de ese género centralizadas en el despacho del Ministerio, desde donde, por entendimiento directo con las autoridades regionales, se trataba de conocer la magnitud del suceso, la actitud de las guarniciones y las reacciones locales que iba motivando.

En realidad, el día 18 fue de extrema confusión y de mínima perturbación subversiva en Madrid, donde la Dirección de Seguridad comprobaba que se estaban concentrando elementos sospechosos en el cuartel de la Montaña, sabiéndose que el general Fanjul, vestido de paisano, había llegado al mismo. Sin duda, el Gobierno no quería provocar hechos de violencia, mientras no hubiera motivos de desconfianza de los jefes que ejercían el mando de unidad de la Guardia Civil y Asalto y formaciones de Milicias apostadas en las inmediaciones, mientras éstas no acusaran una actitud de rebeldía. Y esto sucedió cuando los jefes de las unidades encerradas en el cuartel de la Montaña se resistieron a las órdenes emanadas del Ministerio y en una de las unidades de Campamento aparecieron los primeros brotes de subversión.

Los dirigentes de los partidos políticos reunidos en el Ministerio de la Guerra estimaron que el Gobierno no procedió con la obligada energía y provocaron la crisis, que fue inmediatamente resuelta por el presidente de la República encomendando la formación de Gobierno al Sr. Martínez Barrio; pero cuando ya estaban designados los ministros y algunos asumiendo las funciones de urgencia antes de prestar juramento, cundió en el pueblo la noticia de que se intentaba pactar con los rebeldes.

Estimaban los (¿exaltados?), dirigentes y dirigidos, que por la índole de las personas que integraban el nuevo Gobierno y por la personalidad del jefe designado podían inclinarse al pacto con los sublevados, con riesgo para la supervivencia del régimen político y de previsibles represalias que pudieran sobrevenir si el poder pasaba a las fuerzas de derechas. Se produjeron manifestaciones populares y se reclamó la constitución de un Gobierno fuerte dispuesto a defender a toda costa el poder legalmente ganado por la coalición política de izquierdas.

El resultado fue que sin que aquel Gobierno de Martínez Barrio hubiera llegado a constituirse se nombrase otro presidido por el Sr. Giral, en el que figuraba como ministro de la Guerra el general Castelló, gobernador militar de Badajoz, que desde el primer momento había demostrado su lealtad al Gobierno manteniendo la guarnición de aquella plaza (...). La declaración de hacer frente a la sublevación fue terminante, siendo su primera determinación (la de Giral), no obstante la oposición de algunos dirigentes políticos, la de armar al pueblo como éste reclamaba, para poder contrarrestar la acción de fuerza de los elementos ya declarados en rebeldía y de las unidades de dudosa lealtad que pudieran secundarlas.

nmediatamente se constituyeron, armadas bajo la responsabilidad de los partidos políticos y de las sindicales, diversas unidades de Milicias que se apostaron unas frente a los cuarteles cuya actitud se estimaba dudosa y otras en los accesos a Madrid desde Campamento y los cantones de Alcalá y Vicálvaro. Había sido nombrado ministro de Guerra el general Castelló y le (¿representaba?) hasta su incorporación desde Badajoz el general Miaja. La acción rectora la había asumido la (Subsecretaría del Ministerio).

(...) La jornada del domingo 19 transcurrió sin novedad y pudimos permanecer en nuestros domicilios. Por la mañana aún se dijo misa en la mayor parte de las iglesias de Madrid. El cuartel de la Montaña simplemente se mantenía vigilado por fuerzas de la Guardia Civil y Asalto y formaciones de Milicias apostadas en las inmediaciones. El comando de la división y la mayor parte de las unidades de Madrid y sus cantones se mantenía leal al Gobierno, salvo los encerrados en el cuartel de la Montaña y una parte de las unidades de Campamento. Las tropas se mantenían acuarteladas y solamente en Guadalajara y Toledo se había proclamado el estado de guerra y había choques con el elemento popular opuesto a la rebelión.

(...) Con [los jefes leales, el Gobierno] formó el primer Gabinete Militar, que trabajaba a las órdenes directas del ministro y del propio presidente. De él formaban parte los generales Asensio, Miaja y (¿?) (2) el teniente coronel Hernández Sarabia, el comandante Menéndez, el capitán Núñez Mazas y otros. En tal ambiente militar había surgido uno de los fantasmas más demoledores de la unidad y la moral castrenses: la desconfianza. Los que estuvieran implicados en la rebelión, si no les había llegado el momento de actuar, nada querían hacer y decir que pudiera descubrirles; los que no lo estaban porque ignorábamos qué clase de conducta iban a observar quienes dirigían los sucesos sólo podíamos esperar que éstos mostrasen sus caracteres para reaccionar según nuestra conciencia militar nos dictase para afrontar el cumplimiento del deber. La magnitud del problema, aun dentro de la confusión reinante, hacía evidente que el destino de España estaba en peligro. Pero el mejor destino de la patria, el más justo, el más noble, el más digno, ¿se lograría por el camino de la rebelión o por el de la defensa de la Ley? ¿Por el imperio de la fuerza o el de la razón? ¿Por el respeto de la voluntad nacional, aunque se manifestara alocadamente a través de la acción de un pueblo en armas, o por el acatamiento de mandatos que no eran compartidos por ninguno de los jefes naturales que legalmente ejercían sobre nosotros su autoridad?

No era momento de dejarse llevar por corazonadas; no había tiempo para discutir ni motivos para ampararse en el ejemplo de ajenas conductas o a la sombra de un presunto vencedor. Importaba solamente la verdad de España, sin zarandajas ni convencionalismos. La duda, terrible duda, estaba planteada en toda su crudeza, como jamás se nos había planteado; y yo la resolví bien o mal, pero radicalmente, categóricamente y hasta con cierta repugnancia, porque no me agradaban muchas cosas que veía en torno mío (y lo grave aún no había comenzado); y la resolví manteniéndome fiel a lo único que en aquellos aciagos momentos me dictaba mi estrecho concepto del honor: el cumplimiento del juramento que había prestado de defender la patria, defendiendo la Ley y las autoridades legítimamente constituidas, con estricta obediencia a mis jefes naturales. Nada podía torcer esa resolución.

Yo no había prometido a nadie nada que pudiera apartarme de ese camino. Yo no tenía vínculos de ninguna especie con partidos ni jefes políticos, ni había convivido en ambientes masónicos, o libertarios, o aristocráticos, o religiosos, o socialistas. Tenía, naturalmente, mis convicciones y creencias, y la más firme de todas, la que ha gobernado y gobierna inflexiblemente mi vida, la del deber militar, en el que me eduqué desde los ocho años. Había jurado cumplirlo y lo cumpliría, aunque me viera sumido en un caos.

Este concepto del deber evidentemente no concuerda con el expresado por el caudillo de la rebelión (Francisco Franco) en su discurso del 19-IV-38, en el que dijo: "Hay que sustituir el viejo concepto de la "obligación", fríamente llevado a las instituciones demoliberales, por el más exacto y riguroso del "deber", que es servicio, abnegación y heroísmo, no impuesto por el imperio coercitivo de la Ley, sino acatado con la adhesión libre y voluntaria de la conciencia cuando nuestros sentimientos están impregnados de las más puras esencias espirituales. Imponían las Constituciones la "obligación" de defender la patria con las armas. De nada nos habría servido ese concepto formalista en esta magna ocasión si nuestra juventud, consciente conmigo de la anchura de la empresa que nos cabía el honor de realizar, no se hubiera entregado a ella con el alma henchida de espíritu de sacrificio y con el ímpetu que no se pone en el cumplimiento de los reglamentos, sino en las obras colectivas que pasan a la Historia con el estigma sagrado de la virtud (...).

Ese sentido del deber ha de ser profesado de un modo singular por las clases altas que son depositarias de la tradición, y con las intelectuales con alma y pensamiento españoles, sin los cuales el movimiento carecería de rumbos doctrinales, y por los obreros, a quienes el proteccionismo del Estado impone compensaciones de disciplina y servicio".


Porque adopté aquella resolución, cuando en la tarde de aquel día 20 o del 21 (no lo recuerdo con precisión) mientras paseaba con otros compañeros por los pasillos del EMC, adonde ya no habían acudido los generales ni habían dejado orden alguna directa ni indirecta, se me acercó uno de los jefes que prestaban servicio en el EM del ministro, insinuándome con cierto aire de duda, como si tuviera poca confianza en la respuesta que de mí deseaba, si tendría inconveniente en bajar a formar parte de aquel EM, pues entre los jefes que allí había se había dado mi nombre, le respondí que en cuanto me dieran una orden por escrito del ministro me presentaría inmediatamente para desempeñar la función militar que me correspondiese.

A los 15 minutos de aquella respuesta, la orden estaba en mi poder e inmediatamente me incorporé para prestar servicio como oficial de EM en la Secc. II del EM del Ministro de la Guerra, siendo mi jefe inmediato en dicha sección el comandante Estrada. Así se encauzó mi actividad profesional en el proceso de la guerra.< (1) Aquí el autor añade una nota manuscrita: "no citarlo".
(2) Ilegible en el original.

José Andrés Rojo: Los inéditos del general Rojo, EL PAÍS, 2 de mayo de 2010