Hoy nos gustaría detenernos en una de las principales aportaciones del imperio para el avance de la sociedad: nos referimos a las calzadas romanas. El blog "La historia con mapas" ofrece abundante información sobre la red viaría construída en aquella época que permitió comunicar los principales nucleos de población (todos los caminos llevaban a Roma). Hablamos de más de cien mil kilómetros de calzadas formadas por resistentes losas que se extendían por toda Europa, con una anchura de entre cuatro y seis metros y una profundidad de firme entre medio y un metro. Normalmente la superficie de estas calzadas era ligeramente más alta en el centro que en los márgenes, con el objetivo de drenar el agua y poder ser utilizada durante todo el año.
Aunque la razón inicial que impulsó la costrucción de estas arterias era militar, con el paso del tiempo el comercio, la cultura y la religión, también se beneficiaron de estas infraestructuras que dinamizaron la economía ya que el flujo de mercancías se realizaba de una forma mucho más rápida, llegando fácilmente a ciudades y pueblos del interior del continente y no solo a las zonas costeras como era costumbre de comerciantes griegos y fenicios.
En nuestro país, las principales autopistas de la época eran cuatro:
- Vía Hercúlea/Vía Augusta, que unía Ampurias con Cádiz a través de toda la costa mediterránea, pasando por poblaciones tan destacadas como Barcelona, Tarragona, Sagunto, Cástulo o Córdoba.
- Vía del Norte: también partía de la actual Cataluña (Tarraco) dirección oeste, hasta llegar a Astorga y pasando por ciudades como Zaragoza, Numancia o León.
- Vía de la Plata: unía Itálica (muy cerca de la actual Sevilla) con Astorga, dejando a su paso poblaciones como Mérida, Alcántara o Salamanca.
- Vía del Atlántico: Unía Itálica con Lugo a través de toda la costa atlántica.
BITACORAS.COM: Así eran las «autopistas» de Roma, ABC, 23 de abril de 2010
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